sábado, 26 de febrero de 2011

Hagamos locuras.

Hagamos locuras. Eso mismo fué lo que pensé cuando el jueves a mediodia decidí que nos íbamos a Valladolid. Te llamé y creiste que había enloquecido, yo aún lo pienso, pero aún pensando que me había vuelto loca, aceptaste.

Quedamos en el fin del mundo a las seis de la tarde. Llevabamos una guitarra, una flor incandescente y un jersey a rallas. Teniamos ganas de volar, y así lo hicimos.

Nos guiaba un hombre con voz de mujer, si no recuerdo mal su nombre era Tom. Este hombre nos dijo que teniamos que cruzar puertos de montaña, rios y valles. Las señales de la carretera marcaban 80, el coche rojo marcaba 140. No esta nada mal, chavala.

Dos horas más tarde llegamos a nuestro frio destino. Llegamos a un cafe teatro lleno de gente extraordinaria (Que ganas tenia de verte Ele!) donde empezaba el concierto. Un concierto donde hubo lágrimas, espontaneos y colaboraciones. Un concierto donde sonó buena música, en el que hubo risas y sensibilidad a flor de piel.

Pasamos la noche en Valladolid, rodeados de gente, música, miradas y alcohol. Un garito que nos prometió diversión nada más entrar y luego no llego ni a la suela del zapato a lo que prometia...

Daban las seis, queriamos volver pero nuestro coche rojo solo queria dormir. Conversaciones filosoficas que abren los ojos nos hicieron manternos despiertos hasta la hora de partir.

Partimos.

Partimos y al irnos una niebla de peli de terror nos envolvio de tal manera que no veiamos a más de un metro de nosotros. Estabamos en una carretera larga e infinita y solo sabiamos que teniamos los ojos abiertos por lo que veiamos dentro del coche, fuera era "la nada". Era tal el miedo que decidimos aparcar en una area de servicio a esperar a que se diluyera. Y nos dormimos.

Una vez sin niebla la imagen que dariamos seria Rock total. Durmiendo en una area de servicio, a pleno sol. Unos personajes que tenian pinta de haber pasado una noche más que interesante...

Los rayos del sol nos despertaron y volvimos a ponernos a la carretera. Sonaba tu voz en la radio. También sonó Venezia. Y despues de más de una hora de camino volvimos al fin del mundo. Dijimos adios al señor Tom, ese que tenia voz de mujer y cogimos el metro.

Medio dormidos recorrimos la linea 5 acompañados por la flor incandescente. Entonces sin más, el centro de Madrid seguia en su sitio, con sus mismos edificios y su mismo encanto.

Nos fuimos a dormir. Yo he dormido hasta hoy. Tu seguramente aun sigues durmiendo.

sábado, 1 de enero de 2011

Año nuevo. Blog Nuevo

Año nuevo, blog nuevo.

Hola, soy Blanxart. Quizás me recuerden de otros lares de internet como Somos__arte o Facebook pero hoy vengo a presentarles mi nuevo rincón, "Estas cosas solo pasan en Madrid".
Empieza el año. La gente va a La puerta del Sol, a Times Square, a las plazas Mayores de los pueblos... para celebrar la entrada del año. Yo, y haciendo honor al titulo de este blog, me comí las uvas dos minutos tarde viendo la repetición por Youtube, estabamos demasiado nerviosos esperando las campanadas como para estar pendientes de ellas. Seguro que eso trae buena suerte.

Dicen los expertos que hay que pensar un deseo por cada uva que se pida. Los míos se cumplieron. Pedí por favor no atragantarme con ninguna. ¡Y funcionó! Señores, hay que tener fe. Aunque también hay que decir que nunca antes me había atragantado.
Son las 00.03 ha acabado el vídeo de youtube y... Feliz año nuevo! La gente brinda, se dan besos, se desean lo mejor y se rompe la primera copa de la noche. He dicho la PRIMERA. Hay risas, tranquilidad, alguien dice, "Pero si esto trae buena suerte", la suerte será para que se clave los cristales pienso yo, pero prefiero no decir nada.

Poco después llega más gente con bolsas cargadas de alcohol y ganas que el 2011 empiece con buen pié (tendrán que tener cuidado que hay cristales rotos en el suelo y puede que empiecen con el pié fatal) Voy a por mi vaso, esta vacío. Miro las botellas que tengo justo al lado. Dudo. Etiqueta amarilla o etiqueta negra... La negra esta ya a menos de la mitad y aun no es ni la una. La miro y me digo –Solo has bebido tu Blanxart y tu no bebías. Vuelvo a rellenarme el vaso.

Hay música, la gente canta, baila y se pega por poner el mejor temazo de la noche en Spotify. Suenan The Beatles, Los Stones, Pereza, Sidonie, Carlos Cros, Love of Lesbian, Electric Barbarella... No se porque pero en mi casa, si hay Ron Etiqueta amarilla suena Carlos Cros en todo su esplendor. ¿Qué extraña conexión cósmica habrá?

De repente, Chas! La SEGUNDA copa se rompe. Pero no ocurre nada, justo en ese momento alguien pone Chuck Berry en Spotify. "You never can’t Tell" y la gente se vuelve loca y nos olvidamos de la copa. Nos creemos que somos John Travolta y Uma Thurman y bailamos como si se acabara el mundo. Ilusos, ni unos tienen el morbazo de Vince ni otras el glamour de Mia Wallace. Tenemos que admitir que ese baile "buzo" solo les queda bien a ellos. Pero los litros de alcohol en vena nos hacen creer lo contrario.

La noche siguió así hasta muy entrada la mañana. Yo me retire primero, pero desde mi cuarto oía a mis nuevos amigos reír, cantar y pasárselo bien en mi casa. Eso no tiene precio. Yo ya me he despertado, aun no lo ha hecho nadie más. He ido a mi comedor, hay un chico durmiendo, hay unas 5 copas rotas (Papis, no em renyeu sisplau) y el salón tiene un aspecto genial.

Feliz año-Rock nuevo.

N. Blanxart.